Mientras pensaba en el título de este artículo, no pude evitar buscar la definición de "batallar" como verbo, la cual es "luchar tenazmente para lograr o resistir algo". Esto parece adecuado para las circunstancias con compradores y vendedores, quienes viven luchando contra las presiones inflacionarias, puliendo sus guantes de acero y bajando sus visores, preparándolos para la batalla, mientras un conflicto de intereses aparentemente inevitable los lleva a las negociaciones.

Justo ahora, y de frente a una recesión mundial y una crisis en el costo de vida, muchas industrias se enfrentan a presiones inflacionarias enormes, dirigidas por casi cualquier aspecto que podría tener un impacto sobre ellas: problemas en la cadena de suministro, con las cargas aéreas, marítimas y por tierra (personal y recursos, así como también los costos), el costo y disponibilidad de materias primas e ingredientes, los costos de fabricación gracias al incremento exponencial de los precios de la energía, los incrementos de los salarios, los costos de empaque, los costos asociados con la renovación para cumplir con las nuevas directrices legales, las implicaciones ecológicas y sustentables... la lista parece interminable.

Aunque muchas industrias han sufrido el impacto, los bienes de consumo y las industrias minoristas son posiblemente los más visibles. He trabajado en la industria toda mi vida laboral y, además de una que otra cosa raramente bien publicitada, nunca he visto que los precios de los abarrotes ganaran tantos encabezados y se convirtieran en un tema en el hogar, impulsando conversaciones durante la cena en todo el mundo. 

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